En otra vida me eligieron, en esa ya no lloro porque amo a alguien que no comparte el mismo sentimiento.
En otra vida tengo una casa que no me causa ansiedad, de hecho, es un hogar precioso.
Llego de trabajar y ahí está, el amor de mi vida, esperándome con los brazos abiertos y los ojos llenos de emoción, por volverme a ver una vez más.
Tengo un trabajo que muchos envidian, y la carga horaria es adecuada para disfrutar de las buenas cosas.
No me estreso, todo me resbala, y lo que digan de mí, me da exactamente igual.
En otra vida, nada es sufrimiento, y todo es alegría.
En otra vida, esos hermosos labios son míos, y esos ojitos achinados que brillan al sonreír, habita en ellos el amor más puro.
Sí, en otra vida, sin duda, tengo el valor de comerte la boca, y todo me vale madres. ¡A la mierda lo que piensen los demás!
En otra vida, el corazón se te acelera al verme o al recibir un mensaje mío.
Y en ese abrazo, nos fundimos en los brazos del otro, nuestro regalo más preciado.
Los dioses en otra vida nos sonríen y me dan como presente despertar a tu lado, todos los días de mi vida.
En esa otra vida y en las siguientes.
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